Tal vez mañana …

Y como carecía de sentido recoger el agua en cesta de mimbre, pensó que con toda probabilidad el tiempo seguiría fluyendo imparable entre sus dedos, escurriéndose por los pequeños orificios y filtrándose por las esquinas.

Por eso aquel día, al contrario que en jornadas anteriores, no lloró. Esperó el amanecer con los brazos abiertos, saludó con solemnidad al gran sol y emprendió su labor como la hormiga que recoge el grano para el invierno, amontonando sin darse cuenta de que crece el almacén. Pronto anochecería. Y ese pronto se le antojó etéreo, sin medida, ni liebre ni tortuga, impreciso, instantáneo, incalculable. ¿De qué sirve el empeño de encerrar lo que de forma natural es libre e incontrolable?

De modo que llenó de aire los pulmones y siguió buceando. Sus movimientos ralentizados por la densidad del líquido elemento le brindaron una perspectiva diferente de la vida. Pronto tendría que salir al exterior para seguir respirando. Y ese pronto creó en su imaginación la perspectiva de un terreno diferente. Tal vez mañana volaría. Preparó sus alas empapadas de realidad para tan importante evento.

En silencio, continuó su labor mientras la ilusión prendía en su rostro una sonrisa, aquel fue el rostro del vuelo, la cara del futuro imaginado, pretendido y esperado. Tal vez mañana extendería sus alas, seguramente entonces volaría. Sabía que el mañana no sería  inmediato, tenía la certeza de que el día siguiente no estaba ni cerca ni lejos y sin embargo … la seguridad de que aquel momento llegaría fue la fuerza esperada para continuar nadando. Tal vez mañana, volaría.

serfeliz12

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