FEBRERO EN LA ISLA

Por febrero, ocurre en la isla idéntico fenómeno anual. El tiempo se detiene y el lugar queda aislado del exterior, una porción de tierra suspendida en el aire envuelta en una burbuja transparente. Los que aquí residimos no nos damos cuenta, apenas percibimos que parece que los días no pasan y que la comunicación con el exterior se ralentiza hasta tal punto, que nuestros oídos se cierran a toda información que provenga de fuera.

A pesar de todo, la naturaleza se revela y sigue su curso. Ignorando el hermetismo, el río sigue fluyendo, los almendros blanquean su aspecto y explotan con alegría inusitada revelándose ante la tristeza del invierno, y las nubes dibujan espuma de mar en las cumbres de las montañas que rodean la isla. Promesa marítima que da alas a la imaginación tan necesaria para romper el pensamiento único. Volemos.

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